DEFCON 3

El Valencia perdió en casa del Espanyol pero lo peor no fue el resultado


Algo se rompió en Cornellà. Por primera vez con Nuno al frente del banquillo se vio sobre el terreno de juego a un equipo sin alma. El entrenador portugués puede reivindicar que sus futbolistas no dejaron de correr detrás del balón y del rival pero en la actitud, además del esfuerzo, también intervienen factores como el estado de ánimo o la confianza en las propias posibilidades. Se pueden explicar las carencias futbolísticas del equipo y la falta de efectividad, pero el Valencia nunca puede ser un equipo sin orgullo. Eso es inadmisible. Tras el gol del Espanyol y más aún después de la lesión de Gayà, la imagen del equipo de Nuno sobre el terreno de juego no estuvo a la altura del mínimo exigible. Ahí, en el plano mental, es donde el técnico portugués tiene que focalizar el trabajo con ayuda del psicólogo. Es muy difícil salir de una dinámica negativa porque, en esas circunstancias, todo lo que puede salir mal acaba saliendo peor.

Por otra parte, criticar el proceso de las rotaciones en sí mismo no tiene mucho fundamento. Lo que hizo ayer Nuno lo hacía Benítez continuamente. Parece evidente que el técnico portugués no está acertando en la elección de los jugadores porque los resultados no acompañan pero el sistema de repartir minutos es una apuesta razonable y necesaria. Si los futbolistas no lo entienden no merecen estar en el Valencia. Así está estructurado el proyecto y por eso se han fichado por una considerable suma de dinero a jugadores como Danilo, Aderllan o Santi Mina. Hasta ahí Nuno está siendo coherente por lo que se puede descartar que el problema sea ése.

En lo futbolístico el Valencia es previsible en su juego desde hace mucho tiempo. El plan de Nuno tiene muchas probabilidades de éxito si su equipo es capaz de marcar primero que el rival y sobre todo, si como sucedía en Mestalla el año pasado, consigue adelantarse en el marcador en los minutos iniciales del encuentro. Sólo así, el repliegue, la presión, la recuperación y la salida rápida y vertical tienen sentido. Consciente de esta carencia parece que el técnico portugués ha querido que su equipo evolucione y sea capaz de asumir también el protagonismo del juego. Sin embargo, como se pudo ver contra el Zenit o el Betis, el Valencia en este punto, está siendo bastante plano. Aún así, conviene insistir en que el debate futbolístico no es ahora lo más importante. Se impone, en estos momentos, que el equipo recupere la autoestima y vuelva a creer. A partir de ahí, cuando se rebaje el estado de alarma a DEFCON 4 ó DEFCON 5, se podrán poner sobre la mesa las demás cuestiones.

 

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