El caso Otamendi: no es tan difícil

La realidad es bastante sencilla: si Otamendi quiere salir que pague la cláusula


Ayer el representante de Otamendi se despachó en la Cadena Ser y evidenció que el internacional argentino quiere salir del Valencia. Un error y una falta de respeto. La parte débil de la negociación debe recurrir a estos mecanismos que van en perjuicio de la institución. No son las formas que merecen el club y la afición. El Valencia se equivocó con Gayà porque tenía que tapar la mala gestión que implicaba una cláusula de rescisión ridícula para un jugador de su potencial. De ahí las absurdas exigencias de que declarara su amor por el club o la acusación implícita de que quería irse. Ahora las tornas han cambiado. Dice el representante de Otamendi que la cláusula de 50 millones es desproporcionada. No es tan difícil ser coherente aunque la proximidad de ambos casos deja a más de uno en ridículo. Con Gayà el club no estuvo nada afortunado y ahora, el que desbarra, es Otamendi. Errores propios de quien no tiene la situación bajo su control.

Y la realidad es bastante sencilla: si Otamendi quiere salir que pague la cláusula. La salida de tono de su representante era del todo innecesaria. La ropa sucia se lava en casa. Si estaba molesto porque el club, a través de sus altavoces mediáticos, estaba propagando que Otamendi quería continuar, es un problema que se debía haber corregido entre bambalinas. El representante del internacional argentino se ha disparado al pie. Ha elevado la tensión de forma gratuita ¿Qué pasa ahora si no llega una oferta de 50 millones? ¿En qué situación queda Otamendi de cara a la aficion?

La continuidad de los jugadores depende de dos circunstancias que deben ir unidas: el dinero y la voluntad. Parece que Otamendi quiere salir del club independientemente de la oferta que le haga el Valencia. Es curioso cómo el central argentino está calcando los pasos de su antecesor Ayala. Aunque Otamendi parece tener más prisa. El ejemplo de su compatriota le debe servir al actual defensa del Valencia para entender que los deseos del jugador sólo se cumplen si detrás existe el capital necesario. Lo mismo, pero al revés, sucedió con Gayà. Él si tenía la convicción de quedarse y, en este caso, el Valencia puso el dinero para llegar al acuerdo. No es tan difícil: Voluntad y dinero. Son 50.

 

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