Vaivenes

La euforia se nos fue de las manos pero ahora tampoco conviene dramatizar


El sentimiento que genera un club de fútbol es incompatible con la capacidad de análisis. Por eso ahora el aficionado valencianista cuando ve ganar al Atlético, al Sevilla, al Barça y al Madrid no puede evitar pensar horrorizado que, tal vez, el año que viene no haya Champions. Por eso mismo, hace dos semanas, algo dentro de su persona le decía que sí, que ganar la Liga era posible.

Siendo razonables ni antes de jugar contra el Villarreal era una probabilidad sensata ser campeón, ni ahora es necesario reproducir fantasmas del pasado. Aún perdiendo hoy en San Mamés, quedan 8 partidos donde pueden pasar muchas cosas y el Valencia ha dado argumentos suficientes como para creer que al final de temporada será, como mínimo, cuarto clasificado.

Por nuestra parte tenemos que reconocer que en Elche se nos nubló el juicio. El juego arrollador del equipo y la fiesta valencianista que se vivió en el Martínez Valero nos hizo soñar con algo más que el objetivo de entrar en Champions. Tal vez no con el título de Liga pero sí, al menos, con la idea de llegar al Nou Camp y al Bernabéu emboscados para dar un susto importante. En cualquier caso el Villarreal fijó el techo del Valencia y ahora sólo queda seguir confiando en este equipo porque se lo ha ganado.

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