El entrenador serbio no ha conectado con su plantilla
Los problemas futbolísticos del Valencia tienen difícil explicación. No es necesario que Djukic encuentre la tecla para activar al equipo de sus sueños. Se trata de ganar en casa al Almería y al Valladolid. Es evidente que el entrenador serbio no está acertando con sus decisiones pero hay problemas conceptuales más graves. Tras el partido contra el Villarreal, en una rueda de prensa en Paterna, a Djukic le pusieron frente a sus mensajes contradictorios, cargando contra la plantilla tras el partido del Espanyol y condescendiente desde entonces. El técnico valencianista, que aquel día estaba especialmente bajo de ánimo dijo que el discurso “no era importante” que lo importante era ganar. Y aquí viene una de las razones que explica la situación del Valencia: los jugadores no se creen al entrenador, no se creen su discurso. Probablemente algunos de ellos no tengan la mejor predisposición pero el principal responsable es Djukic. La incoherencia entre sus declaraciones ha hecho mella en el grupo. También algunas decisiones que ponen en discusión su máxima de que juegan los futbolistas que mejor están. El técnico serbio tiene que volver a partir de cero. Debería reformular su relación con los jugadores, elegir la manera y no cambiarla. Ganarse su confianza a través del diálogo o su miedo a través de la disciplina. Siempre es más recomendable lo primero pero, elija lo que elija, no debe salirse de ahí. Hay que admitirle su buena intención al querer ser flexible pero no ha funcionado. Aquí y ahora no. Debería intentar abstraerse de la situación de emergencia que rodea al equipo. Se le ve muy afectado por todo lo que está pasando y eso es bueno en cierto sentido, pero no, si se trata de mostrar firmeza ante unos futbolistas con tendencia al abandono. El líder del vestuario debe ser él. El primero que transmita convencimiento y que crea en su propio discurso. Si no estamos perdidos
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