Turín queda muy lejos

Todo es mucho más fácil cuando el árbitro te concede un gol ilegal. Y si la defensa rival es blanda y ofrece ventajas el trayecto a la final es un camino de rosas. Sólo la épica de Mestalla puede revertir la situación y alejar al Sevilla del destino Turín.


La ilusión, en el caso de la afición del Valencia, es muy parecida a la materia, que ni se crea ni se destruye, Tras el partido, con el estadio vacío, los 2.100 seguidores valencianistas que, por protocolo de seguridad, se quedaron dentro del Sánchez Pizjuán, empezaron a entonar el 'sí se puede'. La primera piedra para construir una nueva remontada.

Es cierto que el error del árbitro en el primer gol es decisivo. Esa ventaja inestimable, de haber sido al revés, hubiera cambiado la eliminatoria 180 grados. No se puede negar. Sin embargo, el Valencia debe hacer autocrítica en cuanto a las facilidades que dio al Sevilla en defensa. Además, el equipo se descompuso tras el gol. De nuevo, como contra el Basilea, al Valencia le faltó determinación en la primera parte y eso, además del colegiado, condiciona la eliminatoria. El resultado final de 2-0 obliga al equipo de Pizzi a recurrir a la épica para llegar a la Final de Turín. Sin embargo, el Sevilla no es el Basilea.

 Por otro lado, sería muy injusto personalizar la derrota en un sólo jugador tras los primeros 45 minutos de debacle colectiva. Sin embargo, es difícil ganar cuando tu mejor jugador hace un mal partido. Parejo, al contrario que el resto de la temporada, tuvo un mal día. Aunque, insistimos, ningún jugador puede sentirse satisfecho.  

Pero empecemos por el principio. Ambientazo en el Sánchez Pizjuán para ver la semifinal de la Europa League. Batalla en las gradas por hacerse oír más que el rival. No lo tenían fácil los seguidores valencianistas en clara inferioridad numérica pero lo conseguían. El partido derrochaba pasión e intensidad por los cuatro costados y los jugadores ni siquiera habían salido al campo. Espectacular tifo en la grada y sobrecogedor el himno del Sevilla. Sin duda alguna, el Pizjuán es un campo caliente.  

En el campo, Emery, entre las dos opciones que comentamos que tenía en la previa, situar a Rakitic de mediapunta o de mediocentro, eligió la más conservadora. Es decir, el croata jugó por delante de dos 'stoppers': Carriço y Mbia.

El partido, como no podía ser de otra manera, empezó con un ritmo altísimo. La grada lo exigía. Una jugada de Bacca que parecía encarar a Guaita fue resuelta por Javi Fuego que acudió a la ayuda de Mathieu. El Valencia respondió con dos saques de esquina a su favor consecutivos. Cuando el partido se reposo un poco, pero sólo un poco, el encuentro continuó igualado. En un principio pareció que el Sevilla asumía más protagonismo pero, a partir del minuto 8, el Valencia empezó a manejar el balón, principalmente gracias a la aportación de Keita. En el minuto 16 llegó la primera ocasión clara del partido con un disparo de Paco Alcácer que golpeó al balón con potencia y un efecto endiablado. Beto despejó con una gran estirada. La semifinal estaba muy viva. El Sevilla generaba sensación de peligro cuando llegaba a las inmediaciones del área defendida por Guaita pero ninguna ocasión y el Valencia se desplegaba con rapidez cuando recuperaba el balón. El equipo andaluz, a balón parado, tuvo una buena oportunidad de hacer gol gracias a u testarazo de Fazio que salió ligeramente desviado. A continuación fue Bacca quien aprovechó un gran pase interior de Rakitic para disparar, pero también, al lado del marco de Guaita. El partido tenía bastantes imprecisiones por ambos bandos. Los delanteros sevillistas correspondían a los defensores valencianistas. A la media hora de juego, una falta lateral sacada por Rakitic acabó en las botas de Mbia, o más bien, en su tacón. El jugador camerunés sorprendió a Guaita con su remate de espaldas. La defensa del Valencia había estado excesivamente blanda pero Mbia estaba un metro en fuera de juego… El Valencia acusó el golpe hasta el punto de que, dos minutos después, en el 36, el Sevilla hizo el segundo gol por medio de Bacca. Fue una acción muy parecida a la que el delantero colombiano había desperdiciado unos minutos antes. El Valencia se había descompuesto. Pizzi levantó los brazos pidiéndole a su equipo que no se viniera abajo, es decir, más abajo. En dos minutos el partido había cambiado por completo. Por extensión, también la eliminatoria. El Sánchez Pizjuán era una fiesta. Antes del descanso el equipo del barrio de Nervión, incluso, pudo hacer el tercero, con otro cabezazo de Fazio que entró sólo al remate. La mejor noticia para el Valencia fue que llegara el final de los primeros 45 minutos.

La segunda parte empezó con una sustitución obligada en las filas del Valencia. Bernat tras recibir un golpe en el primer periodo dejó su lugar a Gayá que cuajó un excelente partido. El Valencia salió algo más entonado al campo. La afición valencianista volvía a hacerse notar. Mathieu lanzó una falta desde su perfil con rosca que estuvo cerca de ser gol pues Beto había hecho la estatua. Parecía que el partido tenía otros colores. Más amarillo, rojo y azul.  Aunque Fazio, inexplicablemente volvió a rematar sólo un centro a balón parado. De juzgado de guardia. A continuación, Bacca, en otra ocasión similar a la del gol, pero con un pase más de Rakitic más complejo y por tanto más meritorio, disparó sólo ante Guaita. El portero de Torrent, aguantó en la salida y sostuvo a su equipo en la eliminatoria. El partido estaba roto porque, pese a las dos grandes ocasiones del Sevilla, el Valencia estaba más metido que nunca. Pizzi dio entrada a Piatti por Fede. El Valencia lo intentaba y no jugaba mal en ataque pese al extraña incomparecencia de Parejo. Vargas, en el minuto 65 realizó un remate con rosca que estuvo muy cerca de ser gol. La jugada vino precedida de una presión al defensor sevillista que se vio obligado a despejar a las botas del chileno El equipo de Pizzi por fin, le aplicaba al partido la intensidad que requiere una semifinal. El Valencia, por fin, se metía en el encuentro, en todos los aspectos, el del juego y el del 'otro' fútbol. Pero el tiempo se consumía. Feghouli, muy discreto, dejó su lugar en el campo a Jonas cuando faltaba un cuarto de hora para acabar el partido. El Sevilla volvió a recuperar el pulso tras el buen tramo del Valencia. Aún así, el equipo de Pizzi hizo un último intento. Y la tuvo el Valencia , vaya que si la tuvo. Primero Jonas disparó a bocajarro tras un gran movimiento en el área pero su potente envío salió muy centrado a las manos de Beto. A continuación, Vargas, con un portentoso salto le ganó la partida a su marcador y su cabezazo lo repelió el larguero cuando ya había superado a Beto. Antes de llegar al final del encuentro la cosa pudo ser peor con un remate de Iborra que, de nuevo, encontró demasiadas facilidades para disparar a puerta dentro del área.

La remontada será más difícil porque el Valencia no podrá contar con su goleador Paco Alcácer.  Sin embargo lo dijo la afición nada más acabar: 'sí se puede'. El jueves el convencimiento será total.    

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