Empate y gracias

El Valencia no supo sacar provecho de un error arbitral que le permitió empatar y encarar el final del partido con un jugador más sobre el campo. El equipo de Nuno conserva la cuarta plaza y sigue dependiendo de sí mismo para conseguir el objetivo Champions.


En Vallecas se vivió un partido condicionado por los errores. Fallaron los delanteros del Valencia de cara a portería, falló Diego Alves en el gol de los locales, falló el árbitro expulsando al jugador del Rayo Vallecano y concediendo la falta que, a la postre, supuso el gol del empate y falló Rodrigo que cayó en la trampa de Toño y también vio la roja. Al final, entre tanto error, un empate y gracias.

Decíamos en la previa que el partido de hoy era una prueba de madurez. Sobre el terreno de juego de Vallecas había que ver cómo de mayor era una plantilla joven y por ahí el Valencia no superó la prueba. Se preveían rotaciones y, sin duda, la ausencia más destacada fue la de Javi Fuego que dejó su lugar en el campo a Enzo Pérez. El argentino asumió de forma literal su función de hacer el trabajo gris y su aportación fue muy discreta. Las otras novedades fueron la entrada de Piatti por Feghouli, con el consiguiente cambio de banda por parte de Rodrigo, y la presencia de Negredo en punta de ataque en vez de Alcácer.

Empezó el partido vibrante con una llegada clara del equipo vestido de naranja. Como era previsible el Valencia CF le jugó al Rayo Vallecano como al Barça, es decir, presionando arriba la salida de balón. La puesta en escena del equipo dirigido por Nuno fue excelente. Los primeros minutos de partido se jugaron íntegramente en campo de los locales. Además, el Valencia llegaba con peligro. Primero Rodrigo con un potente disparo desde dentro del área. Después Parejo llegando desde segunda línea y obligando a Toño a realizar una gran parada y, al cuarto de hora, de nuevo Rodrigo pisó área desde la izquierda, se internó en paralelo a la línea de fondo y sacó un latigazo muy peligroso. El Valencia estaba llegando a la portería rival con bastante facilidad a través de combinaciones rápidas, precisas y verticales. En Vallecas se estaba viendo la mejor versión de la obra de Nuno.

Sin embargo, poco a poco, el Rayo se fue sacudiendo la presión. Ayudó que se encontrara con un gol en el minuto 18. El tanto lo anotó Adrián Barba pero Diego Alves también tuvo su cuota de responsabilidad al no poder detener un disparo aparentemente sencillo. El gol fue un duro golpe para la “convicción” a la que hacía referencia Nuno antes del partido. Le costó mucho recomponerse al Valencia. La tendencia del partido cambió totalmente. Ahora era el Rayo el que llevaba la iniciativa y los visitantes deambulaban por el campo.

Hubo que esperar al minuto 36 para volver a tener noticias ofensivas del Valencia. Fue a raíz de un gran pase en largo de Otamendi para Rodrigo que, de primeras con la cabeza, puso el balón al corazón del área por donde entraba Negredo. El delantero madrileño, algo forzado, resbaló y no consiguió conectar con el esférico. Sirvió la ocasión para que el Valencia recuperara la confianza. Aún así seguía faltando instinto asesino en ataque.

En el descanso salió Feghouli por Piatti y Rodrigo pasó a jugar por la izquierda. El Valencia quería reproducir el inicio del partido pero ahora el Rayo evitaba con más facilidad la presión adelantada. Además, cuando el equipo de Nuno conseguía recuperar el balón, le faltaba frescura en las combinaciones. La transición del balón era algo espesa. En el minuto 58 un disparo al poste de Parejo sirvió para devolver la sensación de peligro.

Se entraba en la última media hora de juego y se produjo la jugada clave del partido. Un balón dividido en el centro del campo acabó en las botas de André Gomes que encaró a Toño y fue derribado por Morcillo antes de que pisara el área. El árbitro expulsó al defensa central del Rayo Vallecano. El error vino porque la acción partió de una posición en fuera de juego de Negredo que actuó de pantalla para que André consiguiera llevarse el esférico.

La falta en el borde del área fue ejecutada por Parejo al fondo de las redes. El partido se ponía muy de cara para el equipo de naranja con uno más en el campo y el marcador igualado. Nuno decidió dar entrada a Alcácer que llevaba esperando en la banda desde antes de que cambiara el escenario del partido. El delantero de Torrent sustituyó a Mustafi en una declaración de intenciones del técnico portugués. La afición del Rayo, con razón, se desesperaba con el árbitro y también Paco Jémez que fue expulsado. Demasiado ruido alrededor del partido que no beneficiaba al Valencia. Al equipo de Nuno, con uno más sobre el campo, le interesaba centrarse en el fútbol. El grado de excitación del equipo vallecano provocó que los locales dispusieran de un par de buenas ocasiones para volver a adelantarse en el marcador. Diego Alves salvó un disparo de Kakuta y Trashorras lanzó una falta que se fue lamiendo la escuadra.

El Valencia no estaba gestionando bien su superioridad y, en el minuto 70, además, las fuerzas se igualaron en cuanto a número de jugadores. Rodrigo cayó en la provocación de Toño y en un reacción infantil acabó expulsado. Nuno decidió hacer la última sustitución y cambió a André Gomes por De Paul. De esta manera, Parejo se quedó sólo en el centro del campo y el ex de Racing se escoró a la izquierda para cubrir la ausencia de Rodrigo. Aún quedaba tiempo. La tuvo Feghouli a falta de cinco minutos para el final pero su remate de cabeza picado fue despejado por Toño. El Valencia en estos minutos finales recuperó el control del juego y empezó a mover el balón con más criterio. Había bastantes espacios y Otamendi por momentos, adelantó su posición a la de delantero centro. La ocasión de oro la tuvo Paco Alcácer en el tiempo añadido pero el delantero de Torrent envió el balón por encima del larguero ante la salida de Toño.

Si antes del partido no había margen de error ahora la situación es límite. El Valencia sigue dependiendo de sí mismo y esa es la mejor noticia. El equipo, pese a no haber superado la prueba de hoy, ha dado argumentos a lo largo del año para confiar en que, al final del temporada, se conseguirá el objetivo.

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